El primer día nos conocimos como todo mundo durante la pandemia, de hombros para abajo. Sin certeza de estar hablando con personas de verdad o entes virtuales. Personas que conocíamos por primera vez, y curiosamente, personas que seguramente serían las primeras en pantalla que con certeza conoceríamos en persona.
La primera sesión algo fue claro, desconocíamos mucho y había mucho más que hacer desde ese momento. Primero conocernos, entre diseñadoras y gestoras culturales se sentía el nervio de no contar con alguien que supiera de administración. ¡¿Cómo íbamos a administrar un fondo sin saber de administración?! El tiempo nos ayudó y llego la persona con conocimiento y disposición para guiarnos en los confusos a caminos del dinero.
Los primeros dos meses fueron tiempo de debates, mapeo de ideas, intentos por priorizar las cosas. En cuestiones de salud todo es importante, como alguien puede decidir en que ayudar y en que no. Administrar el fondo de salud no solo se trataba de establecer un límite de apoyo y esperar que se respete sin excepciones. Nuestro proceso no resalto por tener una gran variedad de propuestas de acción, sino por realmente entender la importancia del fondo. Creíamos que transmitir la importancia del fondo, era más importante que crear una receta para administrarlo.

El acordar las actividades no fue tarea sencilla. todo era valioso, pero sabíamos el tiempo era limitado. Sumado a esto a mitad del camino tres compañeras quedaron sin posibilidades de acompañarnos al viaje. Ahora había mucho que hace y menos gente para hacerlo. Camila los vivió más que nadie “Mis nervios se convirtieron en una enfermedad de la pancita que me atacó un día antes y casi me deja sin ir al 20”.
Un día antes la maleta, cargada de ropa, repelentes, protector solar y cualquier cosa que creíamos nos ayudaría a sobrellevar un ambiente tan diferente. Pero más que objetos, llevábamos emoción, expectativa, asombro, nervios, ilusión y ganas de conocer todo lo nuevo que estaba por suceder.
Brenda/Camila/Daniel/Héctor/Paola/Sofía