Hace nueve años que visité “El 20” por primera vez. En aquel febrero de 2012, me habría sido imposible imaginar que este impresionante lugar ubicado en la selva de Calakmul, se convertiría en pieza fundamental de mis emociones y pensamientos (¿sentipensares?). No obstante, con mucho arrepentimiento confieso que es la primera vez que escribo para este blog, una entrada en español (¡Que El 20 me perdone!).
Jamás olvidaré una de mis primeras conversaciones en El 20. En tanto yo admiraba el maravilloso cuadro natural que ofrece el monte cubierto -repleto- de árboles acompañados por los cantos de un sin fin de aves, Don Mateo apuntaba certeramente que “aunque todos crean que somos pobres, en realidad somos ricos porque tenemos todo lo que necesitamos para vivir.” En una de mis primeras noches en El 20, charlaba con toda la familia de Don Mateo, intentando, desde su visión, definir algunos conceptos. Quedó claro que la libertad era la posibilidad de vivir sus vidas como lo determinen por sí mismos y que la marginación es el efecto de permanecer en el olvido, la imposibilidad de gozar de beneficios que sí quisieran tener, pero que únicamente existen en la ciudades, como educación, comunicación y caminos. Marginación es la coartación de la libertad.
Con los años, la relación entre marginación y libertad (quizás, autonomía sería un mejor término), se ha hecho cada vez más evidente. La falta de acceso a un servicio adecuado, hace de la salud una trampa de pobreza. El endeudamiento que representa el sostenimiento de la vida tras enfrentar una emergencia médica, obliga a las familias que viven en El 20 a vender tierras. En un país como el nuestro, esto implica varios riesgos:
- Ante la posible construcción de un tren en la región, las tierras podrían ser adquiridas por mega desarrolladores de la industria turística, comúnmente ligada a la deforestación desmedida.
- Ante la situación de inseguridad que impera en el país, se corre el riesgo de que estas tierras queden en manos de miembros del crimen organizado, representando una grave amenaza para la pacífica vida social que caracteriza a la región.
Me indigno al comprender lo injusto de las circunstancias. De alguna manera, esta indignación es un indicativo de que lo que intentamos hacer en este proyecto, vale la pena. Al paso de los años hemos conformado una red de estudiantes (muchos de ellos hoy profesionistas), que han dedicado incontables horas a tratar de resolver las complejas y complicadas problemáticas que enfrentan en El 20 día a día. Las ideas son excelentes y los proyectos se han desarrollado con mucho cuidado; pero los fondos todavía no caen. No perdemos la esperanza, este año seguiremos trabajando con toda la dedicación posible e ingeniando cómo continuar, a pesar de la pandemia.
Una actualización muy importante es que el proyecto ha cambiado de nombre. Desde 2021, habremos de referirnos a él como “Action Lab México” y las entidades participantes son:
Habitantes del Ejido 20 de Noviembre
DYA Design Your Action A.C.
Posgrado en Diseño Industrial de la UNAM
Aalto University
Universidad Modelo
Estén atentos, continuaremos informando (tanto en español como en inglés).
¡Saludos y manténganse a salvo!
Claudia Garduño García